Decidí unirme al MIB porque sentí que era el paso clave en mi carrera, y no me equivoqué. Para mí, fue un auténtico parteaguas, un antes y un después en mi trayectoria profesional. El MIB no es solo una maestría que comienzas y terminas; es un estilo de trabajo que se queda contigo. Te impulsa a seguir aprendiendo constantemente y te convierte en una persona curiosa y apasionada por cómo funciona el mundo tecnológico en su conjunto.